Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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viernes, 10 de abril de 2009

Percepción


A través de los sentidos recibimos múltiples pequeños estímulos. Los objetos alejados reflejan luz (radiación electromagnética), liberan moléculas volátiles u ondas mecánicas sonoras y los cercanos o en contacto, energía térmica, mecánica o química. 

La superficie corporal (piel y mucosas-frontera) está sembrada de sensores especializados en detectar parte de las variaciones energéticas que produce el exterior. Cada especie dispone de unas capacidades específicas. 

Los datos recogidos por los sensores se transforman (transducen) en pequeñas corrientes eléctricas que viajan a través de los nervios a diversos centros, escalonados en capas, en los que se integra la información y se activan respuestas (conductas) en su mayoría desapercibidas por el individuo. 

El entorno contiene tanto sucesos transcendentes como irrelevantes. El cerebro está continuamente evaluando la significación de lo que sucede a nuestro alrededor y únicamente nos presenta a la consciencia aquello que pueda tener interés. 

Lo que percibimos no es, sin embargo, algo que procede directamente de la realidad y el cerebro se limita a seleccionar iluminándolo con una linterna. Si fuera así los mensajes serían confusos, improductivos. No acertaríamos a saber qué hay ahí fuera ni dónde está exactamente. 

Al igual que necesitamos conocer un idioma para interpretar correctamente el significado de los sonidos de un interlocutor, dependemos del conocimiento del lenguaje en el que se expresa el entorno (luces, sonidos, olores, sabores, temperatura, textura) para interpretarlo y actuar en consecuencia. 

El cerebro recibe los garabatos sensoriales y los convierte en un informe retocado que nos permite interactuar con sentido con los objetos del mundo.  Imagina lo que quieren expresar estos garabatos de los sentidos como el farmacéutico imagina el significado de los garabatos de la receta que ha extendido el médico. Sin el cerebro del sufrido farmacéutico la receta sería algo indescifrable. 

Percibimos aquello que el cerebro imagina que probablemente hay ahí fuera. 

La función de interpretación de la realidad se complementa con la de su utilidad, su sentido, su valor de peligrosidad o conveniencia. Lo percibido lleva acoplada una vivencia de agrado-atracción o desagrado-evitación que nos empuja a acercarnos o alejarnos del objeto percibido. El cerebro, con la percepción, no solamente nos informa sino que nos sugiere, recomienda o, incluso, en determinadas situaciones, nos impone una conducta. 

El dolor es una percepción que se activa cuando contactamos con un objeto externo potencialmente destructivo (algo que pincha, desgarra, comprime o quema). Contiene la propiedad del desagrado que nos fuerza a evitar el contacto. No se plantean demasiados problemas para identificar al objeto destructivo externo : una cazuela caliente, un traumatismo, el pincho de una rosa... 

El interior también genera múltiples estímulos que se expresan en un lenguaje que el cerebro tiene que aprender para poder interpretarlo adecuadamente. Normalmente no hay problema en construir el conocimiento que permite interpretar y evaluar los estímulos naturales, cotidianos que genera el trajín de la actividad interna. 

El problema surge de lo que el cerebro ve que sucede a otros (empatía) y lo que los expertos alertan de lo que puede suceder. 

Percibir es imaginar... creer... temer... El cerebro está condenado a hacerlo, y si es necesario intentará extender al individuo sus temores (imaginados) y creencias. 

La crisis de migraña contiene en el dolor, la intolerancia sensorial y las náuseas todo lo que el cerebro ha ido aprendiendo a interpretar como (falsas) señales de peligro en la cabeza. 

Al percibir sabemos lo que el cerebro imagina-teme. La percepción hace que el cerebro en su afán por dar sentido a todo construya una cara en una nube...   

4 comentarios:

Jordi dijo...

Animo Arturo! He leído con atención todos los pensamientos escritos por tí y los comentarios que han suscitado. Me he alegrado. Somos aún pocos los que participamos en la nueva neurociencia, pero tú estás contribuyendo, desde el mundo de las migrañas, a hacerlo llegar a todos. Que al menos conste que no eres el único Neurólogo en esta onda. Por cierto, tengo interés en conocer tu visión actual del cerebro emocional y también de los fenómenos de previsión que nuestro cerebro realiza para programar su actividad y su influencia en la aparición de dolor. En cuanto al tema de l inflamación, solo recordar el papel que la activación de las fibras nociceptoras llamadas "silentes" realizan en el inicio del proceso inflamatorio, dando sustrato funcional al concepto de procesos "neuroinmunes".
Saludos

Arturo Goicoechea dijo...

Bienvenidos sean los ánimos pues esto de nadar contracorriente, aunque estimula, a veces agota e invita a desistir. Estoy encantado, Jordi, de verte por el blog y espero que surjan los debates con fluidez, curiosidad, conocimiento y absoluta libertad.

La intención del blog no es hablar estrictamente sobre migrañas sino, partiendo de ellas, hacer una inmersión en el universo de la neurona, tratando de conseguir el interés del ciudadano. El dolor es un buen punto de partida ya que tiene un profundo significado biológico (evolutivo)y, dado que estamos hablando de Homo sapiens (ma non troppo), debemos incluir a la cultura como componente determinante.

Los temas que me planteas están en mi cabeza y acabarán saliendo algún día en el blog.

Para mí, emoción quiere decir relevancia, es decir, significado referido a valores. Es importante distinguir entre escala de valores del individuo y del organismo. Muchas veces entran en conflicto y se produce una competición entre circuitos neuronales que defienden los intereses de las células (integridad física) y los que reclaman los deseos del individuo (bienestar).

Es inevitable hablar de Antonio Damasio y su teoría del marcador somático a la hora de reflexionar sobre las emociones. Todo llegará.

Estoy de acuerdo en la importancia de entender al cerebro como un sistema predictivo y aplicar esta idea a la aparición del dolor. La migraña no se explica por lo que está pasando sino por lo que se está pensando que pudiera pasar. Es algo que surge de un sustrato de recuerdos y predicciones cargadas de emoción.

Ya sabes que los nociceptores silentes son mi debilidad aunque todavía no tengo clara la función efectora de las fibras C y su papel generador en el dolor o simplemente amplificador. También pensaba hablar de ello.

Respecto al Sistema Inmune estoy de acuerdo en que debemos integrarlo con el sistema nervioso. Cada vez es más necesario integrar conocimientos e ignorancias. También hablaremos de ello.

Agradecido por todo.

Aitor Sz de Cortazar Junguitu dijo...

Estimadisimo arturo: me alegro infinito de que te hayas decidido a compartir tu sabiduria a traves de un blog. Sin duda, al menos para mi, va a ser un lugar de visita diario, maxime si como anuncias, vas a tratar temas adicionales, entre los que espero estén todas las relaciones y derivaciones de la neurologia con la biologia evolutiva. Un abrazo Aitor Sz. de Cortazar Junguitu¡

Arturo Goicoechea dijo...

Aitor: nada me place más que saber que el blog es visitado por biólogos. Suscribo la afirmación de Theodosius Dobzhansky de que "nada tiene sentido en Biología si no es a la luz de la Evolución" y, por supuesto, este blog contiene dentro de su voluntad divulgadora (a través de un tema-excusa como la migraña)la intención de insuflar en los visitantes la convicción evolutiva, máxime estando, como estamos, en el 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin. Un abrazo