Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Sistema de recompensa


El organismo necesita garantizar las condiciones que permiten la supervivencia y desarrollo de sus individuos celulares. Hace falta comida, seguridad y posibilidades de reproducirse. Cuando falta o sobra algo se generan señales internas de desasosiego que son recogidas por diversos receptores especializados precisamente en eso: detectar estados de necesidad y amenaza.


Una estructura cerebral, denominada sistema de aversión y recompensa recibe esas quejas sobre condiciones internas y promueve la búsqueda de soluciones con conductas de exploración que incitan al individuo a tocar y probarlo todo hasta que una de sus conductas parezca controlar el desasosiego interno.


El sistema de recompensa debe grabar la conducta o consumo que considera ha devuelto la paz interna y, en el futuro, cada vez que se produce ese estado de necesidad, promoverá esa conducta considerada como restauradora.


De este modo aprendemos a seleccionar conductas de aprovisionamiento de comida, bebida, guarida y pareja.


El sistema de aversión recibe avisos de peligro o incertidumbre y promueve conductas de huida o preparación para la lucha. Ruidos, olores, sabores, movimientos del entorno... todo puede convertirse en señal de amenaza. El sistema de aversión seleccionará aquellas conductas defensivas que devuelvan la confianza en la falta de peligro.


En los primeros años miramos, tocamos, chupamos, agitamos y destripamos todo movidos por las pulsiones del sistema de recompensa que promueve la exploración de lo novedoso y la repetición de los rituales gratificantes y/o tranquilizadores.


Cada individuo va cogiendo gusto y miedo a estados y agentes distintos y va conduciéndose de modo y manera que se minimice el desasosiego.


El sistema de aversión y recompensa de Homo sapiens (m.n.t.) está influido por la observación de las conductas ajenas y por los consejos y premoniciones de los tutores expertos. Aprecia y desprecia según pautas observadas o señaladas.


Con los años aprende a consumir y evitar.


El sistema de recompensa de los sapiens (m.n.t.) está asesorado por el cortex prefrontal, esa parte anterior alojada en la frente donde se almacena el conocimiento, lo que nos permite codificar los pros y los contras de la realidad, lo que construye deseos y temores, no ya en función de instintos básicos individuales y sociales sino de lo que se cree que debe ser consumido y/o evitado según los expertos.


El conocimiento prefrontal, marca de la casa sapiens (m.n.t.), está socializado. El sistema de recompensa recoge los estados de desasosiego del intelecto y promueve las conductas recomendadas o practicadas por la manada (local, regional, nacional o internacional).


El sistema de recompensa exige obediencia a los códigos de lo señalado como amenazante y reconfortante. Si se desobedece aprieta las tuercas de la necesidad y consigue doblegar la voluntad del individuo.


- No soy partidario de tomar calmantes pero al final tengo que hacerlo


El sistema de recompensa se relaja al comprobar que, por fin, el individuo se ha decidido a tomarse la pastilla. Para la próxima le atizará más fuerte al programa dolor para que no se ande con tantos remilgos.


El sistema de recompensa es peligroso en la sociedad actual. En los tiempos de la sabana era un buen sistema. Obligaba al individuo a salir a buscar comida y pareja superando inclemencias, carencias y depredadores. De otro modo los sapiens se quedaban en la caverna pintando las paredes.


Las cavernas actuales tienen de todo y sapiens se hace el remolón y se da de baja. No es el individuo el que decide no ir a trabajar. La corteza prefrontal indica al sistema de recompensa que active la conducta de enfermedad. El sistema de recompensa enciende el programa y el individuo se siente cansado, desmotivado, pesimista, dolorido y triste.


- Me encuentro fatal. Unos me dicen que tengo depresión, otros piensan que es fibromialgia y otros sospechan que sólo tengo cuento. Yo, lo único que sé es que no puedo con mi alma y llevo así, dando vueltas por los médicos desde hace unos años...


- Tiene la corteza prefrontal llena de virus culturales. Tenemos que dar información para que construya antivirus...


- O sea... que ¿es psicológico? ¿El dolor está en mi cabeza?


- En absoluto. No es usted. Es su sistema de recompensa.


- ???????????

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